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Cuando me preguntan cómo es la cocina paraguaya, yo les diré que respondo siempre distinto, porque la cocina paraguaya significa cosas diferentes para mí, dependiendo de mi estado anímico del día.

Cuando se trata de mirar el sacrificio de los animales desde la perspectiva puritana y proteccionista, es difícil hablar bien de las carnes paraguayas, pero fíjense, que si obvian todo eso, pueden tragar un hígado de cerdo sin mayores inconvenientes, y hasta encontrarlo delicioso, o al menos, corroborar que no es de las peores partes del cerdo.

Una forma de pasar el mal rato de pecar comiendo carne de un animal recién sacrificado, es beber a sorbos bien generosos, cualquier vino o bebida espirituosa que ayude a tranquilizar los nervios y darse valor para la siguiente mordida.

Probablemente, después que coman su primer hígado de cerdo, ya puedan comer un hígado de caballo, pato o pollo. A mí me encantaba el hígado de pollo cuando niña, pero con los años, el gustito se ha ido pasando, pero debe ser porque no se prepararlo bien, que para cocinar hay que tener un cierto talento sobrenatural del que carezco absolutamente.

Probablemente, la comida paraguaya se pueda separar en cuatro tipos bien específicos: carne, almidón de maíz, maíz y yuca. Las verduras aparecen de un modo casi imperceptible en los platos preparados, y esto puede deberse a que se cocinan en exceso y no son más que una especie de acompañamiento o saborizante, no precisamente el tema central del plato.

Los animales se aprovechan al máximo en Paraguay, y es por eso que se ven tantas preparaciones con cabezas, partes varias y órganos. Los órganos son mucho más baratos que los cortes top, pero tienen la ventaja que aportan suficiente proteína y son un buen sustituto de la carne para los hogares más pobres.

Pero en cuestión de gustos, no solo afecta la formación del paladar desde la temprana niñez, sino también la curiosidad culinaria en etapas más tardías.

Paraguay todavía tiene poca variedad de alimentos, y se basa casi siempre en los mismos. Aun así, es posible ver que se elabora ñoquis y pastas, aunque creo que puede faltar algo de picante y sabores más fuertes, como la que tiene la comida mexicana. Hay quienes consideran que la salsa de tomate es picante en Paraguay, pero eso pasa con la gente local. Esto es porque la mayoría de ellos odia lo picante.

En resumidas cuentas, la comida paraguaya es todavía muy básica, pero es cuestión de gustos, y cada cual tendrá su opinión.

Foto/ Flickr (Olmo Calvo)

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