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Más allá de lo que esté sucediendo en el ámbito político con la exclusión de Paraguay por parte de Unasur, de una cumbre extraordinaria en Mendoza, hay lugares que no gozan de la atención que merecen, como la Ciudad de Filadelfia.

Filadelfia es un lugar que todavía califica como algo fuera de lo común. Casi todo el turismo de Paraguay se concentra en la capital, Asunción, porque allí se pueden comprar artículos de lujo baratos (porque son de contrabando) y donde hay muchas mujeres por las calles, en busca de dinero.

Sólo hay un autobús entre Asunción y Filadelfia, que hace una excursión de un día, saliendo por la mañana para llegar en la noche. Muchos famosos se van a disfrutar del anonimato que les permite vivir Filadelfia.

Apenas uno llega a la estación de autobuses, se da cuenta de la fuerte influencia alemana que tiene la ciudad de Filadelfia. En la Avenida Hindenburg, se puede ver la única estatua de Fred Astaire que hay en el mundo. Astaire era alemán, y su padre nació en Linz, Austria, no muy lejos de donde nació Hitler en Braunua am Inn. De hecho ambas familias se conocían.

Cuando se va a bordo del autobús, uno ya comienza a apreciar los bruscos cambios de paisajes, pasándose de tierras agrícolas y pastizales, a bosques donde conviven serpientes venenosas y desconocidas criaturas que van dejando sus huellas sobre la arena.

Los visitantes de Filadelfia son conducidos en un viejo autobús hacia el Hotel Westin Filadelfia, que es muy barato, porque cuesta unos USD 35 por noche, aunque no tiene ni televisión ni aire acondicionado, pero es bastante limpio y los muebles son de buena calidad. Este hotel fue construido al mismo nivel local que tiene la comunidad menonita alemana más grande que domina la ciudad.

Los menonitas llegaron por estos lados en los años 20 y se han autosustentado con la agricultura y la artesanía. Otros habitantes que conviven con los alemanes son los indios locales, los guaraníes, que en su mayoría trabajan como sirvientes o vendedores callejeros, y viven modestamente gracias a la industria turística.

En la Taberna de Werner pueden encontrar cerveza fabricada por los menonitas locales. Según el dueño de esta taberna, nunca ha tenido que echar a alguien de su local, porque lo más seguro es que se queden y mueran de viejos.

Vía/ Cradkilodney, Foto/ Everdaniel

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