En una resolución histórica, el Ministerio de Agricultura y Ganadería ayer liberó el comercio del algodón transgénico a la empresa Monsanto Paraguay S.A., lo que es para la industria agrícola del país, todo un evento histórico de gran trascendencia para la economía local.

Liberar la comercialización del algodón transgénico será todo un paso de importancia para recuperar a alicaída industria textil del país, que en los últimos años estuvo en caída debido al ataque de plagas y el uso de simientes de bajo poder germinativo.

En la resolución se aprueba un “Protocolo de Cartagena sobre seguridad de la biotecnología del convenio sobre la diversidad biológica”, lo que quiere decir que la producción de algodón transgénico no representa un riesgo significativo para el ambiente, la salud humana y animal y tiene un rendimiento superior a su homólogo convencional.

Con esta nueva resolución, se termina la larga discusión que existía entre los técnicos de la industria, que reclamaban el uso de tecnologías para mejorar la producción y se acaba la discusión de los grupos de izquierda que se oponían a muerte contra los transgénicos.

Pero cuando hay intereses económicos, siempre hay opositores y agentes de impulso a la industria. A final de cuentas, siempre lo que implique ganancias para unos y perdidas o no participación de las ganancias a otros, habrá problemas. Todo esto es parte del ADN humano, independiente de los problemas extrínsecos que afecten a una industria. Con el turismo podría pasar lo mismo, si se comienza a discriminan entre el turismo de masas y el exclusivo. Todos los paradigmas son respetables, pero las posturas extremas, ya debieran quedar atrás.

Vía/ Abc