paraguay22.jpg
La advertencia del BID

No obstante, varios estudios de organismos de cooperación internacional advierten que si países como Nicaragua no encuadran su apuesta bajo la debida planificación urbanística y territorial, y continúan otorgando concesiones sin coordinación con el gobierno local y la comunidad, la fórmula hacia el turismo de lujo pudiera beneficiar a los que menos lo necesitan.
“Ha habido un énfasis excesivo en la oferta de turismo de escala y se ha descuidado la planificación de toda inversión en la carrera por competir por esa inversión,” dice Santiago Soler, consultor del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), del Banco Interamericano de Desarrollo.

El BID publicó en el 2006 un informe muy crítico sobre las fallas de políticas en el turismo de Panamá. En su estudio, el consultor español del BID Josep Ros Santasusana, dice que turismo residencial es “un término de por sí contradictorio y además ambiguo” y que en Panamá constató que, detrás del llamado turismo residencial, hay poco de turismo y mucho de “actividad inmobiliaria”.

Las leyes que lo incentivaban desencadenaron un boom en la construcción y un proceso especulativo que, “por su intensidad y velocidad, y por la carencia de normativas de regulación (…), puede producir un rápido agotamiento del suelo de mayor interés y valor económico y ambiental”, dijo Ros en sus conclusiones.

Según el experto, “el llamado turismo residencial” encarece el precio del suelo —haciendo inviables otras actividades, como la agricultura, la industria y hasta el turismo convencional—; encarece la vivienda a la población local, acostumbra a los municipios a basar su financiación en impuestos derivados de la actividad inmobiliaria, obliga a incrementar el gasto público para responder a las necesidades de servicios públicos de las nuevas urbanizaciones, crea guetos residenciales, y hace que las plusvalías del negocio queden en mano de extranjeros.

Esta entrada fue publicada en Sin categoría. Guarda el permalink.